MI EMBARAZO EN PANDEMIA
Si leyeron mi post anterior ya sabrán que siempre quise ser mamá, ha sido una gran aventura desde el comienzo, pero hoy les hablaré sobre mi embarazo.
Antes de quedarme embarazada veía en todas partes, ya sea online, en la television o escuchaba en la vida real a todas las mamis comentar lo hermoso que había sido para ellas su embarazo, la sensación de tener la barriguita, la conexión tan hermosa que sentían con sus bebés, etc. Incluso leí comentarios y artículos sobre maternidad donde las mamás decían lo mucho que extrañaban el periodo de su embarazo. Así que pensé que ya que ellas lo decían -testimonios reales- para mi todo seria igual, sin embargo, mi realidad fue distinta a lo que había imaginado.
¡TRES MESES VOMITANDO! ¿os lo podéis creer? Fue un periodo muy duro, porque tenía ganas de comer pero no podía, me la pasé casi todo el tiempo en el baño o durmiendo. Pasados esos meses la cosa se tornó un poco más sencilla aunque vinieron los dolores de piernas, los ardores en mi cuerpo ( mi hija estaba boca arriba y me presionaba tanto que sentía ardor) y lo que más me incomodaba, El dolor de espalda.. sobretodo a la hora de dormir.
Me sentí mal física y psicológicamente porque desde siempre había idealizado el embarazo como algo maravilloso, y darme cuenta que para mí no estaba siendo así fue decepcionante, incluso llegué a decir varias veces que no me gustaba estar embarazada y eso me hacía sentir de cierta manera "mala madre" lo que me llevo a muchos altibajos emocionales. Por supuesto que estaba ilusionada porque sabía que mi hija estaba creciendo en mi interior y que estaba sana pero con toda honestidad (al menos en este embarazo) no me gustó la sensación de estar embarazada.
Romantizé mucho el proceso
Ya fueran las ecografías, babyshower, habitación del bebé, cuna, carro... etc. Lo imagine todo tan bonito en mi cabeza que cuando vi que las cosas no se dieron como yo había planeado me sentí frustrada, no con los resultados, si no conmigo misma porque a pesar de que las cosas no alcanzaban mis expectativas, fueron igualmente bellas, sin embargo, debido a mis cambios de humor hormonales en ese momento no pude disfrutarlo al completo ya que me sentía triste.
Les explicaré mejor el contexto, cuando me quedé embarazada aún estaba muy fuerte la pandemia por culpa del covid, así que para poneros ejemplos de cómo se sintió todo os digo: Mi pareja no pudo siquiera entrar conmigo en ninguna de las ecografías, al menos las que me hacían en el sistema de salud público. Los ginecólogos y las matronas que me atendieron fueron muy distantes conmigo (y sí, entiendo que durante el día ven a miles y miles de mamás) y para mí era la primera vez, todo era nuevo, entré a esos lugares como una mujer completamente inexperta en cuanto a maternidad, esperando encontrarme en un ambiente lleno de comprensión e información, pero sinceramente creo que algunos de los comentarios que recibí por parte de esos profesionales fueron innecesarios y se los podían haber ahorrado.
Otro ejemplo fue lo de la fiesta del bebé, el famoso y esperado babyshower, la cual había imaginado incontables veces en mi cabeza, estando rodeada de la gente que nos quiere, celebrando la llegada de nuestro hijo o hija, comiendo deliciosa comida, tomándonos incontables fotos que atesoraría por siempre, pero lamentablemente la realidad me despertó de ese sueño, y debido a la situación global y por protección tanto de la bebé cómo mía, con mi pareja descartamos la idea de celebrarlo.
En fin... Podría contaros más ejemplos de las ilusiones que se rompieron, o de porque llegué a sentirme así en algunas ocaciones, pero digamos que estas dos cosas fueron las que más me marcaron.
No quiero que penséis que esto que os acabo de contar es negativo, prefiero tomarlo como un aprendizaje en mi camino. Aunque no haya sido el embarazo de mis sueños os puedo asegurar que lo repetiría millones de veces, porque ver que después de este proceso pude tener al amor de mi vida en mis brazos ¡No lo cambiaría por nada!.
Creo que cuando las mamás romantizamos el embarazo luego de haber dado a luz, es porque cuando vemos a nuestros bebés crecer tan deprisa, echamos de menos el recuerdo de cuando aún estaba dentro de nosotras protegidos del mundo. Y claro, preferimos no recordar las partes feas porque sabemos que resultado más increíble hay después de todo eso.
Al final son momentos, estamos llenos de ellos y nada dura para siempre, así que si los que me estáis leyendo queréis ser papás pero os asusta, deciros que merece la pena tener miedo por esto, sin duda es el miedo más bonito del mundo.
Me hubiese gustado contaros de mi embarazo algo más bonito pero quiero ser transparente y sincera y el que mi embarazo no haya sido como lo imaginé, está bien también y es algo muy normal.
Entonces llegó el día esperado y la conocí, la conocimos y nos enamoramos...
Comments